miércoles, 3 de diciembre de 2008

UPyD: IMPULSAR LA DEMOCRACIA

Aunque la modernidad nos exige pensar que somos dueños de nuestro futuro y que este se forja por nuestra acción, increíblemente, permanecemos pasivos ante los agravios de carácter público que sufrimos, siendo muchos y transcendentales para el desarrollo de nuestra sociedad. Si reaccionamos es cuando somos objeto de daño en el plano personal. No valoramos la importancia que tienen nuestros actos en los asuntos públicos y, por tanto, delegamos, los ignoramos o simplemente sufrimos estoicamente las insuficiencias y agravios de nuestros "representantes", paradójicamente, de los que deberían estar a nuestro servicio.

En la medida que sospechamos que actúan al margen de nuestra delegación, desvirtuando su cometido y utilizando su situación de preeminencia para conseguir ventajas y beneficios en áreas privadas, deberíamos ser consecuentes, analizar la situación y actuar consecuentemente.

Los partidos de la transición (PSOE, PP y IU) se han gestado con valores que han determinado un modelo de participación piramidal. Las cúpulas han estructurado los niveles inferiores de tal manera que el resultado es el que conocemos. Se modificarán, se ampliarán, se renombrarán áreas, secretarias, etc., maquillaje para aparentar que se mejora, pero la estructura se basa en el seguidismo enlazado, en una escalera de personas aliadas, unidas por una relación de sumisión.

Si la cúpula toma una decisión, se dirige el debate desde los niveles inferiores de tal manera que el resultado sea el ya decidido. Este sistema burocrático no es exclusivo de los partidos políticos, se podría decir que se ha estratificado una estructura participativa en la sociedad acorde con la estructura política. La previsibilidad de los acontecimientos, aparentemente, tiene sus ventajas ya que en apariencia las dificultades se pueden sortear mejor con acuerdos desde las cúpulas. El problema fundamental, es el modelo de “sumisión” de los partidos, de hecho este sistema se asemeja a "un gobierno para el pueblo, pero sin el pueblo", tenemos una democracia pero la democracia no ha entrado en las organizaciones políticas, incumpliendo un objetivo fundamental: ser ejemplarizantes.

Para instaurar estas actitud de sumisión, los partidos a lo largo de estos años, han estructurado en torno a las administraciones locales y autonómicas, fundamentalmente, una serie de instrumentos vinculados a la gestión, en aras de la eficiencia según ellos. La realidad es que los servicios públicos se han externalizado adjudicando estos a empresas de todo tipo (privadas, semipúblicas e incluso públicas). Realizado un tipo de gestión muy difícil de controlar ya que se engarzan en un entramado empresarial y asociativo que facilita la opacidad, posibilitando la arbitrariedad, el favoritismo y, también, la corrupción.


Nos sentimos abrumados porque percibimos que la situación es muy compleja, una empresa ardua que nos paraliza. Muchos han intentado cambiar las cosas desde lo existente y se han encontrado con estructuras solidificadas y configuradas para mantenerse inmutables. El modelo está en marcha y sólo se detiene para recoger a algunos pasajeros utilizables y para desechar a aquellos que ya no le sirven. Es la hora de comenzar a poner a circular otros modelos de partido.

Un partido nuevo, un movimiento para la regeneración política de España a nacido: UPyD. Un partido transversal donde podemos confluir ciudadanos de distintos enfoques ideológicos, en el que cabemos todos los que deseamos una estructura democrática para la participación acorde con los retos de libertad y justicia del siglo XXI.

Con solamente su aparición ya se ha conseguido modificar algunas posturas de los partidos convencionales y con su empuje se modificarán las estructuras complementarias necesarias para avanzar en este proyecto de regeneración política para que sea tal. Regeneración para que los políticos y representantes públicos sean servidores públicos, y no puedan servirse de lo público para su propio beneficio, estructurando la administración para el control y transparencia de la gestión.

Hemos llegado al Congreso de los Diputados, con la ayuda de afiliados, colaboradores, simpatizantes y, sobre todo, votantes. Ahí está, una sola diputada, Rosa Díez, y en el Parlamento se nota palpablemente que a comenzado un cambio profundo en la sociedad. Porque la ciudadanía harta de políticos manipuladores, quiere soluciones para todo un país. No estamos dispuestos a que las actitudes reaccionarias e intransigentes de un bando (PSOE-IU) y del otro (PP) acaben por destruir el patrimonio común de todos los españoles, cediendo ante los nacionalistas y regionalistas llevándonos a una confederación de regiones con desigualdades en materias vitales: educación, justicia, sanidad, etc.

Hemos entrado en el Parlamento, nos queda mucho por avanzar, aún siendo una sola diputada, es lo único que ha merecido la pena en el ámbito político. El resto de los partidos, maniatados por la burocracia interna, seducidos o agasajados con ventajas y prebendas, no están dispuestos a cambiar. El problema es que están desbocados, seguros de la impunidad de sus incumplimientos, despilfarrando ingentes recursos económicos y personales, limitando e impidiendo el desarrollo y la evolución democrática de los españoles y condicionando de manera negativa la estructura económica. Por todo esto es necesario para la España del siglo XXI conseguir el máximo impulso para este gran proyecto imprescindible que es UPyD .

Después de poner a prueba el sistema político y haber comprobado lo anteriormente expuesto, he tenido la oportunidad de apoyar el proyecto de UPyD. Proyecto que confío podamos seguir desarrollando cada día con más ciudadanos comprometidos para lograr cuanto antes los objetivos que deseamos para todos.

Jose L. Pantoja