Mientras que construimos una sociedad que abandone para siempre el maltrato y la violencia, tenemos que redoblar los esfuerzos para erradicar una de las tragedias más horribles que vive nuestra sociedad, la violencia que sufren las mujeres, la violencia de género.
La ley Integral para la erradicación de la violencia de género plantea como objetivos la prevención, la coordinación de recursos y la protección de las víctimas. Indudablemente estos objetivos son fundamentales y son el camino para erradicar esta lacra que nos avergüenza a todos, porque es un problema de todos y entre todos debemos resolverle.
Uno de estos objetivos, la protección de las mujeres que están de alguna manera en esta situación, porque están siendo victimas de violencia de género o lo han sido, es urgente su desarrollo. Las mujeres victimas deben recuperar unas condiciones de vida que les permita sentirse y desarrollarse con naturalidad como una mujer más, sintiéndose seguras, respaldadas por la sociedad, por tanto, debe ser un objetivo prioritario de la administración.
En este asunto es muy importante la coordinación de los recursos que posibiliten el control de los agresores con medidas eficaces que disuadan de cometer más agresiones. Y también, ofrecer las condiciones que permitan garantizar la recuperación de las condiciones de vida que permita a la mujer integrarse en la sociedad con calidad de vida, garantizando un alojamiento seguro y recursos suficientes. Para ello hay que estrechar la implicación del entorno más próximo (vecinos, familia, amigos, etc.) y de las instituciones más cercanas (servicios sociales, de salud, educativos, policía, etc.) para avanzar en este sentido y lograr la mejor coordinación debe enfocarse la atención a la víctima personalizando la asistencia y realizando un exhaustivo seguimiento de cada caso, dotando de los recursos necesarios para lograr la recuperación absoluta, tanto personal como social de las mujeres maltratadas.
La ley Integral para la erradicación de la violencia de género plantea como objetivos la prevención, la coordinación de recursos y la protección de las víctimas. Indudablemente estos objetivos son fundamentales y son el camino para erradicar esta lacra que nos avergüenza a todos, porque es un problema de todos y entre todos debemos resolverle.
Uno de estos objetivos, la protección de las mujeres que están de alguna manera en esta situación, porque están siendo victimas de violencia de género o lo han sido, es urgente su desarrollo. Las mujeres victimas deben recuperar unas condiciones de vida que les permita sentirse y desarrollarse con naturalidad como una mujer más, sintiéndose seguras, respaldadas por la sociedad, por tanto, debe ser un objetivo prioritario de la administración.
En este asunto es muy importante la coordinación de los recursos que posibiliten el control de los agresores con medidas eficaces que disuadan de cometer más agresiones. Y también, ofrecer las condiciones que permitan garantizar la recuperación de las condiciones de vida que permita a la mujer integrarse en la sociedad con calidad de vida, garantizando un alojamiento seguro y recursos suficientes. Para ello hay que estrechar la implicación del entorno más próximo (vecinos, familia, amigos, etc.) y de las instituciones más cercanas (servicios sociales, de salud, educativos, policía, etc.) para avanzar en este sentido y lograr la mejor coordinación debe enfocarse la atención a la víctima personalizando la asistencia y realizando un exhaustivo seguimiento de cada caso, dotando de los recursos necesarios para lograr la recuperación absoluta, tanto personal como social de las mujeres maltratadas.
